Saturday, August 08, 2015

Toco-Dibujo tu boca...

No quería publicar aquí el capítulo 7 de RAYUELA, porque es muy popular y está en todas partes. No obstante, un día en el trabajo, entre llamadas, se me ocurrió una idea muy interesante de la que los lectores hispano-búlgaros podrán disfrutar en plenitud. Sí, es bilingüe. Por una parte está dicho capítulo de la novela y por otra, una canción búlgara de fines de los ´70: “Risunka”/Dibujo/ del dúo, antes en la vida y en el arte, Mariana y Todor Traichevi. El cariño tan suave de la canción se cruza con el erotismo y la sensualidad del capítulo. Y con este enlace, ya de verdad tengo la sensasión de que estoy jugando a mi propia rayuela, eso sí, guiada por la obra maestra de Julio Cortázar. Pues bien, la canción dice así:

Quiero dibujarte,
no con lápiz o pincel,
te dibujo con mis labios.
[…]
Y en tus labios finos
me detengo mucho, mucho más...

© Cristiana Bobeva, traducción

***
7
Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.
Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.
(-8)
Julio Cortázar, RAYUELA



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