Sunday, December 06, 2015

"La Aurora"


Anoche asistí a un concierto maravilloso: en la primera parte pudimos disfrutar de “El amor brujo” de Manuel de Falla en adaptación para orquesta y grupo flamenco con baile. No obstante, esta publicación está inspirada en la segunda parte de la “Noche de gala española” donde el folklore búlgaro se encontró con el flamenco gracias al proyecto ESTRUNA. El coro “Nuevas voces búlgaras”, 6 mujeres y un hombre, cantó junto con el Arcángel (Francisco José Arcángel Ramos).

Uno de los cantes fue La Aurora de Nueva York (F. García LorcaPoeta en Nueva York, 1929-1930). El poema es una crítica social al hombre que se ha separado de la Naturaleza en busca de riquezas sin sentido, dejando atrás los sentimientos puros como amor y compasión. Es un poema aterrador que te hace pensar, como dijo mi madre cuando se lo traduje, “¡Pobre García Lorca, lo que habrá visto por allí!” Es verdad, el poeta seguro que habrá “visto”, sentido muchas y muy horribles cosas, pero, ¿acaso no es en esos momentos cruciales de dolor, de sufrimiento, cuando nacen las mejores obras? Y esta es una verdadera obra maestra. El caos industrial de Nueva York en esa época no está sólo en las imágenes, sino también en la forma: el verso es irregular, subrayando de esta manera el desorden y la vaguedad de la metrópoli.

Si les interesa, aquí una chica ha elaborado en forma de presentación un análisis bastante bueno del poema, que me ayudó mucho, aclarándome algunos símbolos. 

© Hristiana Bobeva


LA AURORA

La aurora de Nueva York tiene
cuatro columnas de cieno
y un huracán de negras palomas
que chapotean las aguas podridas

La aurora de Nueva York gime
por las inmensas escaleras
buscando entre las aristas
nardos de angustia dibujada.

La aurora llega y nadie la recibe en su boca
porque allí no hay mañana ni esperanza posible.
A veces las monedas en enjambres furiosos
taladran y devoran abandonados niños.

Los primeros que salen comprueban con sus huesos
que no habrá paraíso ni amores deshojados;
saben que van al cieno de números y leyes,
a los juegos sin arte, a sudores sin fruto.

La luz es sepultada por cadenas y ruidos
en impúdico reto de ciencia sin raíces.
Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes
como recién salidas de un naufragio de sangre.

Federico García Lorca

Ilustración del poema gracias a Eduardo del Río y su arte.